Cada vez más empresas pequeñas escuchan eso de “aprovecha la inteligencia artificial”, “usa ChatGPT y automatiza tu negocio”, “haz crecer tu pyme con IA”. Y sí, la IA es una oportunidad real, pero también un territorio con trampas para quien sólo la conoce de oídas o apenas ha probado a pedirle un texto rápido a ChatGPT.

En este post te resumo los errores más comunes al intentar implantar IA en pequeñas empresas —como las que suelo asesorar en el día a día—, y cómo puedes evitarlos para transformar curiosidad en resultados.

Creer que usar ChatGPT “ya es implantar inteligencia artificial” 

Error: Pensar que por probar ChatGPT o pedirle textos, ya tienes “implantada la IA en el negocio”.

Por qué pasa: La propaganda y el marketing nos han hecho sentir que lanzar un par de instrucciones sencillas (como “hazme un mail” o “resume este texto”) desde un móvil ya te pone al nivel de las grandes empresas.

Realidad: Usar una herramienta puntual no es transformar procesos, ni volveré más eficiente de verdad. Si la IA sólo se usa de forma esporádica y sin conectar con los flujos del negocio (clientes, productos, soporte…), no hay cambio real ni ventaja clara.

No definir claramente el problema o necesidad que quieres resolver 

Error: Empezar probando IA sin marcar para qué sirve ni qué esperas solucionar. 

Ejemplo frecuente: Usar ChatGPT solo para “ver qué pasa” o pedir algún post de redes, sin saber realmente qué resultados buscas.

Consejo: Antes de implantar cualquier IA, responde:

  • ¿Para qué área de la empresa quiero un cambio?
  • ¿Qué tarea repetitiva o tediosa quiero solucionar?
  • ¿Qué proceso me haría ahorrar tiempo/dinero si lo automatizo?

La IA tiene sentido cuando sirve a un objetivo concreto (por ejemplo: responder dudas frecuentes de clientes, automatizar respuestas de email, clasificar tickets de soporte, mejorar el contenido web…).

No formar (bien) a los empleados y usuarixs 

Error: Dejar la IA en manos de quien “sabe tecnología” o de un empleado curioso, y no explicar al resto ni cómo funciona ni qué pueden/deben pedirle.

Esto provoca:

  • Frustraciones por “respuestas raras” de la máquina.
  • Temor a usarla (“yo no entiendo de eso”).
  • Bajo aprovechamiento, o bien abuso y error en las tareas críticas.

Qué hacer:

  • Formaciones básicas (de 1-2 horas) para todo el equipo: qué es, para qué sirve y, muy importante, para qué NO.
  • Sesión de preguntas y respuestas con casos prácticos reales, no solo demos teóricas.

No preparar instrucciones (“prompts”) efectivas 

Error: Limitarse a escribir “hace esto/haz lo otro” sin contexto, y esperar un resultado profesional.

La IA (y en especial ChatGPT) necesita instrucciones claras y detalladas. Pedir “hazme un contrato” no es lo mismo que decir “genera un contrato de prestación de servicios de marketing digital, de 1 año de duración, entre A y B, con estas cláusulas concretas…”.

Consejo:

  • Define siempre el resultado esperado, el formato, el tono, y si es posible, incluye ejemplos de lo que consideras correcto o incorrecto.
  • Guarda tus mejores prompts para que el equipo los repita y mejore.

Descuidar la revisión humana (el famoso “control de calidad”) 

Error: Confiar ciegamente en la respuesta de la IA, copiando/pegando textos, comunicaciones o decisiones automáticas sin leerlos detenidamente antes.

Las IA pueden inventar datos, mezclar información sensible o sumar errores sutiles muy difíciles de prever.

Solución:

– Toda pieza generada por IA debe revisarse manualmente antes de enviarse a clientes, proveedores o empleados.

– Crea un checklist básico: ortografía, coherencia, datos confidenciales, legalidad… No resulta suficiente un vistazo rápido.

Olvidar protección de datos y riesgos de privacidad

Error: Volcar información sensible de la empresa, empleados o clientes en herramientas de IA abiertas (sin tener claras las condiciones de privacidad, almacenamiento y uso de los datos introducidos).

Consejo:

  • No subas datos personales, financieros o confidenciales a IA públicas sin tener claro cómo se procesan.
  • Consulta (o pide ayuda) sobre el cumplimiento de GDPR/LOPD, especialmente si operas en la UE.
  • Siempre que puedas, usa las opciones profesionales o empresariales donde exista mayor garantía de privacidad.

 

Pensar que la IA sustituye a personas o elimina decisiones 

Error: Creer que la IA puede tomar decisiones cruciales de negocio, tratar directamente a los clientes o sustituir de golpe a una persona.

Consejo: La IA sirve como asistente o acelerador, no como sustituto integral. Las mejores pymes la usan para quitarse trabajo repetitivo, ganar tiempo y claridad, pero siempre dejan el toque humano para lo estratégico y relacional.

Para finalizar………. Menos miedo, más método (y revisión) Implantar IA en una pyme es más sencillo de lo que parece… pero también mucho más útil si lo haces con sentido común, paso a paso, y sabiendo dónde están los peligros. Empieza probando en áreas sencillas, involucrando a tu equipo y, sobre todo, sin saltarte la revisión y la formación.

La clave no es tener IA: es saber usarla, para lo que de verdad importa… en tu empresa.